Procedo
finalmente a escribir unas líneas a este respecto, después de haber desechado
(afortunadamente) la idea de hacer un diario de rodaje y otras tantas absurdas
ocurrencias que fui teniendo a lo largo del tiempo.
Horror Vacui fue
un proyecto que se nos ocurrió a un compañero del IES Arca Real y a mí, allá
por finales del siglo pasado, que fue el siglo XX. Era eso o montar una banda
de rock (cosa que también hicimos ese mismo curso), pero por aquellos entonces
no se había demostrado nuestra inutilidad como cineastas y si como músicos, así
que, comenzado el ya de por si laborioso último curso del instituto, nos
pusimos a ello.
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Cabe destacar el
momento en el que conocí a Alex Hernández, encuentro tras el cual él pasó a ser
conocido como Alex Mineralex y yo pasé a ser conocido por él. Nos encontramos
en un rodaje en el salón de su casa y este encuentro provocó dos cosas. La
primera, que me concediera el honor de colaborar con él de vez en cuando y en tareas
variadas, y el acceso a una serie de nuevas tecnologías cuya existencia
desconocía. Esto provocó que volviera a mi cabeza la idea de poner en marcha
Horror Vacui.
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Encontramos a
Rocío Torío y la incorporamos al proyecto. Y fue una suerte, porque es
entusiasta y colaboradora. También lo es Alex, y a ambos hay mucho que
agradecerles. Sin su concurso, no lo hubiera terminado. Ya sea por colaboración
directa o simple insistencia motivadora, fueron cruciales en el proyecto.
Además, Rocío es vital y entusiasta, lo cual viene muy bien, y Alex nunca
pierde los nervios si yo no me lo propongo. Le tocó a Rocío el difícil papel de
ser una Annie Hall de la época grunge, lo cual, personalmente, encontraba
fantástico durante la redacción del guión.
Y si a Rocío le
tocó ser Diane Keaton, Cristina Aguado, a mi juicio, lo bordó siendo nuestra
Scarlett Johansson o nuestra Sharon Stone. De hecho, si no recuerdo mal, eso
fue lo que le dije. Eso, y que tenía que tener un toque también a lo Sarah
Connors. La incorporación de Cris fue otro logro de Rocío, y me satisfizo
enormemente, porque estaba convencido de que sin decir una sola palabra
quedaría convincente en su papel y que todo cuadraría. Era importante, porque
normalmente quien hace avanzar la historia es el malo.
Por cierto,
cuando digo Sarah Connors, me refiero a la Sarah Connors de
Terminator 2. Y todo esto viene a colación de que, si originalmente Horror
Vacui iba a ser rodado en los 90, nos pareció una buena idea darle un toque de
aquellos entonces, sin tampoco encuadrarlo inequívocamente en ninguna época
concreta. Era un pequeño homenaje al Horror Vacui que iba a ser y casi no fue,
y pensamos que era una manera de darle algo más de miga. Y en ese punto, debo
elogiar una vez más a nuestras chicas, que hicieron un gran trabajo de
caracterización, y sobre todo, lo hicieron muy divertido. Actualmente soy el poseedor
de una extensa colección de fotos de ropa femenina de aire retro, que me
llegaba diariamente y a borbotones. Sólo la caracterización de Alex pudo
rivalizar con la que hicieron nuestras damiselas.
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En lo
concerniente al reparto masculino, sólo tenía claro que Alex iba a sustituir a
otro Alejandro en su papel. Total, era mi ayudante de dirección y tenía que
estar allí casi todo el rato. Ya puestos, que hiciera dos cosas a la vez.
Durante toda mi vida he tenido que aguantar que me dijeran que soy bajito.
Desde hacía tiempo yo respondía que no era posible que yo fuera bajito, porque
en la rebajas, la ropa de mi talla es la primera que se acaba, y si mi talla es
tan normal, será que es porque es el estándar. Ergo no soy bajito, serán los
que son más altos que son precisamente eso, más altos.
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A una semana de
empezar el rodaje de la siguiente parte de Horror Vacui, falló otro actor. Comenzamos
una nueva búsqueda, que culminaría después de mucho preguntar de una manera
casual. En un doble concierto en un bar, se me acercó Rubén Martínez y me
preguntó si yo estaba haciendo un corto, que le habían dicho que necesitaba un
actor. Me puse de pie frente a él y, una vez comprobado que nuestra estatura
era similar, le cité para el primer día de rodaje. Muy de agradecer (si no
recuerdo mal a un primo de Xabi) haberlo encontrado, porque siendo el mas
experimentado del grupo, nos permitió avanzar con bastante ligereza. No negaré
que me suponía una cierta presión por tener más experiencia y por ser de los
muy pocos participantes que no había tratado previamente al rodaje, pero fue
muy sencillo y grato trabajar con él.
Y así terminó
2012 y empezó 2013. Bueno, no exactamente, porque seguía faltándonos un actor.
Era una elección delicada para mí, porque era el encargado de dar vida al
personaje que originalmente había escrito para interpretarlo yo, así pues,
tenía una idea muy definida de cómo debía ser. Hubiera querido que fuera Dustin
Hoffman, pero ya puestos a poner a alguien un tanto inverosímil a causa de la
diferencia de edad con el resto del reparto, pensé, al igual que con Alex, que
iba a tener que estar allí de todas formas, así que, tendría que hacer dos
cosas a la vez.
Había empezado
el proyecto con la edad perfecta para ser uno de los alumnos (e incluso, era
uno de los mas jóvenes) y lo terminaba con edad como para haber sido el
profesor. De hecho, asumía que mi papel iba a ser el de profesor. Pero como no
fue así, quise confiar en Arturo Germán, que aparte de actor versado, es un
amigo y, aunque él dice que no, a mi me parece que está muy simpático.
Y tirando de
amigos, quise también recurrir a Lara Fernández para poner una voz en off.
Igual que en el caso de Arturo, es poco papel para gente versada y dotada, y es
mas, en el caso de Lara, siendo sólo una voz en off, el respetable se pierde
mucho, porque además de una amiga y una buena actriz, es una chica muy guapa.
Pero yo estoy dispuesto, si ellos quieren, a desfacer aqueste entuerto.
Para colmo de
precariedad logística (De Horror Vacui lo único subvencionado por el
ministerio, suponemos, es la luz del baño del instituto), varios fueron los
días que acudimos a rodar sin saber quién iba a ser el cámara, para lo cual, en
no pocas ocasiones, hubimos de fomentar el absentismo estudiantil o enredar a
alguien a última hora y enseñarle a hacer claqueta (hubo quien cambió las secuencias
por secciones, por ejemplo). A todos ellos estamos muy agradecidos. Y diré más.
En las típicas ensoñaciones iniciales, a uno se le ocurre eso que en el
Hollywood clásico era una rareza y que fue el título de una célebre biografía
de Frank Capra, precisamente porque fue uno de los primeros en verlo. Y me
estoy refiriendo a “el nombre encima del título”.
Cuando yo empecé
a diseñar los carteles, etc., me asaltó la duda. Ya había leído alguna
publicación aconsejando a los noveles que nunca pusieran en el cartel de un
corto suyo “una película de zutano”, aunque ahora no recuerdo las razones.
Supongo que si no eres conocido, al espectador le dirá más bien poco, porque tu
nombre no es garante de que lo que van a ver sea merecedor de dedicarle tiempo.
Una vez terminado y estrenado Horror Vacui, me veo obligado a hacer una
reflexión. Si ya antes de empezar a rodar tuve que concienciarme de que, por
mas que me esforzara, lo que yo llevaba quince años imaginándome no es lo que
iba a ver, una vez arrancamos no sólo confirmé esa idea, si no que, además,
empecé a tomar conciencia de que no necesariamente mi perspectiva era la mejor
opción. Y en cierto modo, el que Horror Vacui no sea hoy en día exactamente
igual a lo que yo había pensado, tiene su punto. Lo que yo imaginé ya lo he
visto. Ahora puedo ver lo mismo, pero de otra forma.
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Hubo un mediodía
en el que Rocío se me acercó y me preguntó cómo iba la edición de Horror Vacui.
Yo le respondí que bien, que demasiado bien y eso me escamaba, lo cual le
sorprendió y me preguntó que cómo podía ser malo que fuera bien. “Porque la
edición me gusta y me puedo tirar horas para hacer veinte segundos de vídeo. Si
estoy tardando poco significa que o se me está escapando algo o lo estoy
haciendo fatal”, eso fue lo que le respondí. Y acerté. La edición me apasiona y
me estaba costando un mundo afrontarla, lo cual, en esos momentos, entiendo que
en cierto modo fue beneficioso.
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El caso es que,
a la par que sentía alivio por el estreno, sentía una cierta aprensión estúpida
que sólo acertaba a ejemplificar equiparándolo con El retrato de Dorian Gray.
Algo así como si me fuera a avejentar enormemente ahora que ya no tengo que hacer
de adolescente, o como si fuera a desaparecer por haber terminado al fin Horror
Vacui. Y tengo más guiones de aquella época que aun no he rodado. Aquí no se
tira nada.
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