Era otro tipo de
sábados aquellos de mediados de los 90, en los que tras terminar el partido de
la jornada de la liga de fútbol, el segundo canal de TVE, sin que apenas
mediara nada mas, no ofrecía el ciclo de películas de terror Alucine. Tengo que
reconocer que, a causa de mi para algunos excesiva pasión por estas dos
aficiones, en ocasiones apenas tenía tiempo de parar el vídeo y cambiar la
cinta, pues ya entonces tenía interés en tener mi propio archivo tanto de
partidos de fútbol como de películas.
Y fue gracias al
ciclo de Alucine que descubrí (o al menos fui consciente de descubrir) a
Christopher Lee, enfundado en la elegante capa del Conde Drácula en las
producciones de la Hammer. Al tener noticia del fallecimiento de Lee, mi cabeza
se fue inmediatamente al recuerdo que esas películas. Lógico, porque las guardo
(físicamente y en el recuerdo) como oro en paño, y conservo también una enorme
gratitud a los buenos ratos que me hicieron pasar, y mas aún al entusiasmo que
suscitaron en mi.
Y como no considero
estos calificativos exagerados y si muy muy importantes, tras la defunción de
Lee me pareció oportuno volver a revisar la saga (y ver al fin la única
película de la saga que no había podido ver todavía), en versión original y
además, escribir un poco sobre cada una de las entregas de la misma, mas que
como homenaje, como señal de esa gratitud de la que antes hablaba.
Claro está que,
con los años y un mayor acceso a información del que teníamos entonces, fui mas
y mas consciente de que Christopher Lee no sólo había sido Drácula. Prácticamente
el catálogo de monstruos que antaño se repartieran entre Bela Lugosi y Boris
Karloff figuran en el curriculum de Christopher Lee con la Hammer. Impresionó
verlo encarnando a una putrefacta criatura arrancada de la muerte por
Frankenstein, que hubo de ser así porque Universal cedió los derechos a Hammer
a condición de que el aspecto del ser no se asemejara en nada al interpretado
por Karloff.
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Pese a la tan
indisoluble relación con el vampiro transilvano, la relación entre Lee y
Drácula no fue "amistosa". Ya desde su segunda aparición era obligado
a aceptar el papel, lo cual en determinadas ocasiones provocó que el resultado
final no fuera todo lo notable que sería deseable. Lee, gran aficionado a la
lectura, parecía lamentar lo poco que se asemejaba tanto la trama como el
personaje a lo que escribió Bram Stoker. Pero si algo exasperaba al actor es
que en no pocas ocasiones el guión metía con calzador el personaje del vampiro,
aun no pegando ni con cola con el resto de la trama. Muestras hay de ello y
debidamente acreditadas, como veremos.
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Fue Conde
también en las películas de los mosqueteros de Richard Lester, dentro de un
reparto absolutamente sublime, y también en la saga de Star Wars de George
Lucas. Esta saga, dicho sea de paso, tiene no pocas vinculaciones con las
películas de la Hammer. Aparte de que el nombre de Conde Doku tiene mucha
reminiscencia a Conde Drácula, George Lucas contó en sus repartos con Peter
Cushing y David Prowse (que fue la criatura de Frankenstein en un par de
ocasiones, si no recuerdo mal), aparte de con Christopher Lee. Y no fue
Gandalf, como era su deseo, pero fue Saruman, dando la réplica a Ian McKellen.
Sin ánimo de ser excesivamente pelotas, tener un enemigo como Lee contribuye
mucho a engrandecer el carisma del mago amigo de los hobbits.
Y llegamos por
fin a un punto que me interesa especialmente. Si hay dos personajes que pugnan
por ser el mas llevado a la gran pantalla, estos son el Conde Drácula y el mas
famosos detective consultor de todos los tiempos, Sherlock Holmes, y ambos
personajes de la literatura victoriana inglesa aparecen entre mis apariciones
preferidas de Christopher Lee. Con Terence Fisher rodó El collar de la muerte,
una película poco conocida pero bastante notable, con argumento no basado en
obra alguna de Conan Doyle en la que el detective de Baker Street se enfrenta a
su némesis, el profesor Moriarty. También interpretó a Holmes en una serie allá
por lo 90, acompañado como Watson del también recientemente fallecido Patrick
Macnee, el mismo que le robaba los aplausos hasta de su propia familia cuando
ambos eran compañeros de estudios y de tablas en su época juvenil.
Cristopher Lee
fue Holmes, pero no sólo fue Sherlock. También fue Mycroft Holmes, hermano
apático y ermitaño del detective, tan dotado intelectualmente que no sólo
trabajaba para el gobierno inglés, sino que en ocasiones de crisis, el propio
Mycroft era el gobierno de Inglaterra. Este fue otro de los grandes aciertos de
La vida privada de Sherlock Holmes, que hiciera un gran fan del detective como
era Billy Wilder. Y también fue un
malhumorado Sir Henry de Baskerville en la versión que Hammer hizo del relato
del sabueso fantasmal que habitaba el inhóspito páramo, y al que daría caza un
Holmes interpretado por Peter Cushing, gran amigo y compañero de Lee. Destacada
versión esta, tanto por lo que respeta del original como por lo que incorpora.
Esto es sólo una
pequeña pincelada de lo que supone en la historia del cine la filmografía de
Christopher Lee, mas sentimental de historiográfica. No es un estudio
detallado. Es mas bien el afán por rememorar los excelentes momentos que he
pasado gracias a este gran actor que nos ha abandonado recientemente. Por eso
mismo, porque era excelente, vamos a hacer que "vuelva de la tumba"
una y otra vez.
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