jueves, 16 de julio de 2015

Pequeña "apostilla" a Los que van a morir te saludan

Ha pasado el tiempo desde aquel 20 de diciembre de 2014 en el que estrenamos (un día antes del aniversario del estreno de Horror Vacui y en el mismo lugar) Los que van a morir te saludan, trabajo que nos ocupó los últimos meses del pasado año. He demorado mucho escribir a este respecto.

Primero, tengo que decir que la memoria me falla y no soy capaz de recordar si el guión de Los que van a morir te saludan fue el siguiente que escribí a finales del siglo pasado o si, por contra, hubo otro entre medias (que de hecho, empecé a reescribir poco antes de empezar el rodaje de este). Sea como fuere, si dejar claras dos cosas. La primera es que no tuvo título hasta hace un año y la segunda, que espero que poco o nada tenga que ver lo que hemos hecho con lo que originalmente quería hacer.

Fue una tarde – noche de hace unos años, coincidiendo con el inicio del rodaje de Horror Vacui, que rememoraba los guiones que escribí en mis últimos años de instituto. Principalmente recuerdo cuatro (sólo contemplo rescatar uno mas). Por esos entonces estaba intentando adquirir la buena costumbre de tener otro proyecto en mente mientras empezaba uno, cosa muy práctica en esos momentos en los que crees que nada está saliendo como debe, porque piensas que al menos tienes la salida de resarcirte con el próximo. Y fue por ello que recordé esta idea.

La parte nocturna de esa tarde noche había quedado con Arturo Germán (que nos hizo el inmenso favor de aparecer en Horror Vacui) para tomar unas cervezas en compañía de Jesús, otro amigo que era quien nos las servía. Entré al bar y le dije “Arturo, venía yo pensando… ¿Quieres ser mi ángel de la guarda?”. Porque a mi me gusta decir las cosas así, para que impacten.

Como me pareció que sí podía contar con él, me lancé a la busca del guión original, del que apenas recordaba el par de chistes que me empujaron a retomar el proyecto. Decía Rafael Azcona que él nunca apuntaba ninguna idea para los escritos, porque consideraba que la memoria hacía buena criba de ideas y que si no se acordaba de alguna, es que no valía la pena. Yo pensaba que Azcona debía tener muy buena memoria, pero que a mi se me olvidaban las buenas, las malas y hasta que hubiera tenido una idea. Pero en este caso tenía razón, porque de todo el guión original, lo único medianamente rescatable era precisamente lo que recordaba.

En honor la verdad, creo que, posiblemente, aquellos dos o tres detalles siguen siendo lo mejor del guión, lo cual parece apoyar la teoría de que no se me ha ocurrido nada decente desde que tenía la mitad de años que tengo ahora.

Procedí a reunir al equipo habitual, léase, a Alex Hernández y a Rocío Torío. También contacté con Lara Fernández, que en nuestro anterior trabajo había colaborado con una voz en off, poco trabajo para una actriz tan bien dotada. Y tuve el disgusto de tener que sustituir a Arturo, pues se había mudado de ciudad, pero también la suerte de poder contar en su lugar con Felipe Martín "Kanalla FM". Felipe contaba con la bendición de Arturo y la experiencia previa de haber rodado un pequeño "divertimento" si se quiere, aparte de un pequeño "cameo" en Cien mil metros del Helmántico (hasta el momento la única producción por la que me he llevado algún reconocimiento). Hoy por hoy sigo pensando que las interpretaciones son lo mejor con diferencia de Los que van a morir te saludan.

Se usaron para los interiores un piso vacío de la céntrica calle Mantería de Valladolid, que nos proporcionó un entorno neutro que necesitábamos como el comer, y Lara Fernández nos cedió amablemente su residencia para rodar, donde tuvimos una as que ardua jornada de rodaje. Aunque no puedo por menos que reseñar la magnífica experiencia que fue dirigir un cortometraje desde una cama calentita y cómoda (experiencia que recomiendo y pienso repetir) y que además resultó un entorno tan magnífico como inesperado. Lo poco que hubo que "improvisar" en el rodaje de Los que van a morir te saludan quedó bastante bien, posiblemente mejor que lo que estaba originalmente concebido.

Terminamos en el dormitorio de Rocío Torío, con perdón, para rodar los últimos planos, con la colaboración de Nuria Sevilla, ante la urgencia de terminar el rodaje y la falta de Alex Mineralex. Nuestro querido Alex tenía algo que hacer además de rodar y optamos porque lo hiciera. No recuerdo qué era ni mucho menos cómo le fue, pero lo que nosotros rodamos nos dejó satisfechos.
Hasta la fecha, Los que van a morir te saludan ha sido exhibido el día de su estreno en El Tío Molonio, y también en la filmoteca de Castilla y León en Salamanca, lo cual, nos llena de orgullo. También ha sido exhibido dentro de la séptima edición del festival de cortos de Rodinia de Valladolid, lo cual supone una gran satisfacción, porque era un pequeño objetivo fetiche que tenía yo desde la cuarta edición, si no recuerdo mal.


Ya con el siguiente proyecto en agujas, confiamos en poder seguir exhibiendo Los que van a morir te saludan durante mucho mas tiempo y que siga suscitando interés.

sábado, 4 de julio de 2015

Elegía a Christopher Lee

Era otro tipo de sábados aquellos de mediados de los 90, en los que tras terminar el partido de la jornada de la liga de fútbol, el segundo canal de TVE, sin que apenas mediara nada mas, no ofrecía el ciclo de películas de terror Alucine. Tengo que reconocer que, a causa de mi para algunos excesiva pasión por estas dos aficiones, en ocasiones apenas tenía tiempo de parar el vídeo y cambiar la cinta, pues ya entonces tenía interés en tener mi propio archivo tanto de partidos de fútbol como de películas.


Y fue gracias al ciclo de Alucine que descubrí (o al menos fui consciente de descubrir) a Christopher Lee, enfundado en la elegante capa del Conde Drácula en las producciones de la Hammer. Al tener noticia del fallecimiento de Lee, mi cabeza se fue inmediatamente al recuerdo que esas películas. Lógico, porque las guardo (físicamente y en el recuerdo) como oro en paño, y conservo también una enorme gratitud a los buenos ratos que me hicieron pasar, y mas aún al entusiasmo que suscitaron en mi.


Y como no considero estos calificativos exagerados y si muy muy importantes, tras la defunción de Lee me pareció oportuno volver a revisar la saga (y ver al fin la única película de la saga que no había podido ver todavía), en versión original y además, escribir un poco sobre cada una de las entregas de la misma, mas que como homenaje, como señal de esa gratitud de la que antes hablaba.

Claro está que, con los años y un mayor acceso a información del que teníamos entonces, fui mas y mas consciente de que Christopher Lee no sólo había sido Drácula. Prácticamente el catálogo de monstruos que antaño se repartieran entre Bela Lugosi y Boris Karloff figuran en el curriculum de Christopher Lee con la Hammer. Impresionó verlo encarnando a una putrefacta criatura arrancada de la muerte por Frankenstein, que hubo de ser así porque Universal cedió los derechos a Hammer a condición de que el aspecto del ser no se asemejara en nada al interpretado por Karloff.

Su Drácula en cambio si se asemejaría mas a la imagen del encarnado por Bela Lugosi, aunque el porte aristocrático y la solemnidad que tenía el Conde en la versión de Browning se vio acentuado por la presencia de Lee, su envergadura e incluso su voz grave. El carisma de Lee hacía creíbles muchos de los vaivenes a los que Hammer sometió al personaje, siendo en ocasiones salvaje, en otras seductor, en otras maquiavélico y en otras, incluso, un sádico sanguinario capaz de derramar por el suelo esa sangre tan vital para él.

Pese a la tan indisoluble relación con el vampiro transilvano, la relación entre Lee y Drácula no fue "amistosa". Ya desde su segunda aparición era obligado a aceptar el papel, lo cual en determinadas ocasiones provocó que el resultado final no fuera todo lo notable que sería deseable. Lee, gran aficionado a la lectura, parecía lamentar lo poco que se asemejaba tanto la trama como el personaje a lo que escribió Bram Stoker. Pero si algo exasperaba al actor es que en no pocas ocasiones el guión metía con calzador el personaje del vampiro, aun no pegando ni con cola con el resto de la trama. Muestras hay de ello y debidamente acreditadas, como veremos.



Pero como decía, no sólo a Christopher Lee hay que recordarlo como Drácula, si bien por cuestiones sentimentales he preferido hacerlo así. Fueron muchos sus papeles notables y es labor agradecida ir descubriéndolos. Pero tampoco me quedaría satisfecho si no recordara a Scaramanga, el hombre de la pistola de oro, en la película del James Bond creado por Ian Flemming, familiar del segundo marido de madre. Lee ya estuvo a punto de ser el Doctor No en la película inaugural de la saga, como sugirió su "primastro", y aunque finalmente no fuera así, lo cierto es que visualmente evoca bastante a su Fu Manchú.

Fue Conde también en las películas de los mosqueteros de Richard Lester, dentro de un reparto absolutamente sublime, y también en la saga de Star Wars de George Lucas. Esta saga, dicho sea de paso, tiene no pocas vinculaciones con las películas de la Hammer. Aparte de que el nombre de Conde Doku tiene mucha reminiscencia a Conde Drácula, George Lucas contó en sus repartos con Peter Cushing y David Prowse (que fue la criatura de Frankenstein en un par de ocasiones, si no recuerdo mal), aparte de con Christopher Lee. Y no fue Gandalf, como era su deseo, pero fue Saruman, dando la réplica a Ian McKellen. Sin ánimo de ser excesivamente pelotas, tener un enemigo como Lee contribuye mucho a engrandecer el carisma del mago amigo de los hobbits.

Y llegamos por fin a un punto que me interesa especialmente. Si hay dos personajes que pugnan por ser el mas llevado a la gran pantalla, estos son el Conde Drácula y el mas famosos detective consultor de todos los tiempos, Sherlock Holmes, y ambos personajes de la literatura victoriana inglesa aparecen entre mis apariciones preferidas de Christopher Lee. Con Terence Fisher rodó El collar de la muerte, una película poco conocida pero bastante notable, con argumento no basado en obra alguna de Conan Doyle en la que el detective de Baker Street se enfrenta a su némesis, el profesor Moriarty. También interpretó a Holmes en una serie allá por lo 90, acompañado como Watson del también recientemente fallecido Patrick Macnee, el mismo que le robaba los aplausos hasta de su propia familia cuando ambos eran compañeros de estudios y de tablas en su época juvenil.
 
Cristopher Lee fue Holmes, pero no sólo fue Sherlock. También fue Mycroft Holmes, hermano apático y ermitaño del detective, tan dotado intelectualmente que no sólo trabajaba para el gobierno inglés, sino que en ocasiones de crisis, el propio Mycroft era el gobierno de Inglaterra. Este fue otro de los grandes aciertos de La vida privada de Sherlock Holmes, que hiciera un gran fan del detective como era Billy Wilder. Y  también fue un malhumorado Sir Henry de Baskerville en la versión que Hammer hizo del relato del sabueso fantasmal que habitaba el inhóspito páramo, y al que daría caza un Holmes interpretado por Peter Cushing, gran amigo y compañero de Lee. Destacada versión esta, tanto por lo que respeta del original como por lo que incorpora.


Esto es sólo una pequeña pincelada de lo que supone en la historia del cine la filmografía de Christopher Lee, mas sentimental de historiográfica. No es un estudio detallado. Es mas bien el afán por rememorar los excelentes momentos que he pasado gracias a este gran actor que nos ha abandonado recientemente. Por eso mismo, porque era excelente, vamos a hacer que "vuelva de la tumba" una y otra vez.