lunes, 11 de junio de 2012

Estreno de Leo und Nora en el festival de cortos de Rodinia
















El pasado jueves día 7 de junio de 2012 tuvo lugar el estreno del corto de Alex Hernández "Leo y Nora" del que hablamos en entradas anteriores. El estreno se produjo en el marco del 4º festival de cortos de Rodinia, entrando en competición. Recordemos que en la edición anterior de este mismo festival, el corto de Alex Mineralex "I'm dreaming of a pink rabbit" (en el que también hizo uso de la técnica del stop motion, tan de su gusto) ya resultó galardonado con el premio de Valladolid, al ser un corto realizado íntegramente por un vallisoletano. 

Esta es la relación de cortos que se exhibieron esa tarde noche : 


- "Manos Libres" Jesus Martinez Nota ,

- "Una flor en Recepción " Marta Parreño,

- "Goodbye" Javier Carballo ,

- "Leo y Nora " Alex Hernandez ,

- "Room" Fernando Franco ,

- "Unfarewell" Ainhoa Menendez ,

- "Señales" Jose Angel Lazro ,

- "The Magic box" Alvaro Ramos

- "Profesor Broffman" David Macián.

- "Tabule" Richard Garcia

"Leo y Nora" apareció en octavo lugar en la cronología de exhibición, rondando las doce menos cuarto de la noche. Alex Mineralex, flemático como de costumbre, acudió al estreno acompañado por el elenco protagonista y se vio respaldado por varios amigos y colaboradores. Afirmó no sentirse nervioso y permaneció sentado  mientras recibía el aplauso de la concurrencia tras el visionado de los poco mas de ocho minutos que duraba su recién estrenado cortometraje.

 

Recordemos que la principal premisa del festival de cortos de Rodinia, que no tiene un lugar de exhibición fijo, es la difusión de las obras, así pues, exhortamos a la gente a que acuda a las proyecciones en tanto en cuanto les sea posible. Deseamos, pues, mucha suerte a Alex, Leo y Nora en el festival de cortos de Rodinia, del que pronto se conocerá el resultado final. 


 




lunes, 28 de mayo de 2012

Nueve apuntes sobre El crepúsculo de los dioses



1. Los automóviles. Joe Gillis (William Holden) llega hasta la casa de Norma Desmond huyendo de dos hombres que pretenden embargar su coche por falta de pago. Mientras lo esconde en el garaje, encuentra el Isotta-Fraschini de Norma Desmond (Gloria Swanson). Hay un cierto paralelismo entre el auto y su dueña. Ambos parecen abandonados, aunque intentan mantenerse a punto por si la ocasión lo requiere. También presentan un cierto aire de decadencia, del exceso de tiempos pasados, que choca brutalmente con el desolador panorama que se muestra en el filme. 

Es reseñable también que Gillis huye intentando conservar su coche, para acabar perdiéndolo, quedando irremisiblemente unido al Isotta-Fraschini, como sucede con su carrera de guionista y con la propia Norma Desmond. Incluso, en el momento en el que, durante la fiesta de nochevieja, decide largarse, le cuesta enormemente encontrar otro medio de locomoción que lo lleve bajo el temporal. Ambos, auto y dueña, permanecen bajo el intensivo y meticuloso cuidado de Max, el mayordomo (Erich Von Stroheim), y sin embargo… La Paramount aun considera tener sitio para el Isotta-Fraschini, pero no para Norma Desmond.





 2. La piscina. Se podría decir que para El crepúsculo de los Dioses es tan importante o mas que el piano Sam de Casablanca. Es donde comienza y se inicia la película. La escena inicial (que originalmente se desarrollaba en la morgue y fue descartada por resultar cómica) fue rodada sumergiendo un espejo en la piscina, para poder grabar el cadáver de Gillis desde abajo, sin necesidad de sumergir la cámara.






Cuando el guionista llega a la casa, ese símbolo de lujo que tanto ansiaba para si mismo, está habitada por las ratas. Es en esa misma piscina, ya debidamente reparada y llena de agua, cuando observamos una estampa marcadamente familiar. Gillis ya asume con total naturalidad su papel dentro de ese entorno. Se ha adaptado a ese escenario y ese escenario a él. Es en esa misma piscina que muestra a Betty Schaefer (Nancy Olson) mientras la despide mientras le extiende la invitación a utilizarla algún día.



Curioso detalle también el que precisamente encienda la luz de la misma, olvidando luego apagarla, lo cual quizá facilitó a Norma Desmond hacer blanco, al igual que contemplar luego el cadáver flotando. Se comenta que entre los diálogos de ese arranque descartado, se decía “Yo también fui encontrado en una piscina, pero no me ahogué. El agua entró por tres agujeros que yo no tenía”, pero no puedo confirmar este dato.



3. Los focos y espejos. Forma parte de la esencia de este filme. Norma Desmond reacciona cada vez que pasa por delante de un espejo o nota que algún tipo de luz artificial de cierta potencia la alumbra. Especialmente poético es el momento en el que el viejo iluminador la reconoce y dirige su foco hacia ella, guiando a todos los viejos figurantes a reverenciara la antigua figura del celuloide, lo cual, no deja de ser un gesto un tanto patético, pero no por ello menos entrañable. 


 Luces y espejos son prácticamente el espíritu de la película, que al fin y al cabo, no es otra cosa que el espejo de lo que fue un Hollywood que cambió bruscamente en poco tiempo, y olvidó todo lo que se quedó lejos del foco, a igual que de esa vanidad que fue tan característica de las estrellas de la época. Tanta egolatría suele provocar una inclinación a la aversión hacia el personaje de Norma Desmond, sin embargo, como apunta Cecil B. DeMille, Norma era una persona viva, inteligente, pero no es fácil soportar toda esa adulación las 24 horas del día. Y mucho menos, que después te la arrebaten tan cruelmente.


4. El vampirismo. En el momento en que Gillis entra en la casa por primera vez cabe la comparación con ese preludio de la novela de Bram Stoker llamado El invitado de Drácula. La solemnidad de Max el mayordomo (Erich Von Stroheim) y el malentendido sobre su identidad, provoca una cierta sensación de desasosiego. Pese lo característico del cadáver, la conversación sobre cómo debe ser el ataúd hace mas por apoyar esta teoría que por rebatirla. Si a este unimos la tétrica interpretación al órgano de Max, que tanto disgustaba a Gillis, o incluso algunas miradas y gesticulaciones de Norma Desmond (como por ejemplo, la que cierra la película) propias de Bela Lugosi, parece poco probable que podamos negar tal conexión.

 Y va mucho más allá de lo meramente estético. Como el antiguo príncipe rumano, Norma Desmond busca la ayuda de un invitado al que hospeda con la intención abrirse camino entre nuevas masas para recuperar un poder y una grandeza que perdió en su confinamiento, y empieza por vampirizar al recién estrenado esbirro (mas en la versión fílmica del mito de Drácula que en la novela, ciertamente), que es el mas reciente pero no el único, como demuestra la presencia de Max el mayordomo. Es, ciertamente, un vampirismo que reacciona de manera totalmente opuesta al tradicional ante la luz, pero que igualmente deja dos opciones : Unirte o perecer. Por último, apuntar una curiosidad. Tanto el vampiro como las viejas glorias del cine que se reúnen a jugar a las cartas en la casa comparten el dudoso honor de haber sido dados por fallecidos cuando la realidad es bien distinta. Ambos son, en definitiva, no muertos.




5. Las puertas. La vieja mansión de Norma Desmond, igualmente pasada de moda, como comenta Gillis al primer vistazo, es un cúmulo de fascinantes detalles a cada cual con mayor interés. Pero quizá sería oportuno poner un especial énfasis en que en esa vieja fortaleza de la que parece imposible salir, no hay ninguna puerta cerrada, y sin embargo, son otros los factores que impiden abandonarla. Por precaución, los pomos de las puertas han sido arrancados, lo cual crea no ya sólo una sensación de falta de privacidad, si no en algunos casos, hasta de indefensión. Y más fascinante aun es la puerta de entrada a la casa, ese enrejado más metafórico que real. 



No parece existir un problema real que impida abandonar la casa, y sin embargo lo hay (aunque sea un reloj que se engancha con la cerradura). Por estas consideraciones, que Gillis decida acompañar a Nancy a la puerta y ser él y no Max quien la ayude a abandonar la casa, resulta especialmente significativo. Tampoco podemos olvidar, aunque no pertenezcan a la mansión, las puertas de la Paramount, quizá tan suyas como las de su propia casa al fin y al cabo. La vieja “obsesión” del maestro Lubitsch toma en la obra de su alumno una enorme relevancia.






6. Max, el mayordomo. Erich Von Stroheim da vida en este filme a un mayordomo inquietante, pero que a lo largo del desarrollo de la acción, lo resulta aun en mayor grado. Si en un primer momento sorprende la naturalidad con la que recibe a Gillis, hasta el punto de asegurar que se le estaba esperando hacía tiempo, acto seguido induce a sospechas su mirada, siempre fría y escrutadora. Apenas parece humano, quizá por la imperturbabilidad con la que asume la extravagancia de su señora, o quizá por su imperturbabilidad a secas.

  

Cabría interpretar como lealtad la preocupación la diva (resumida perfectamente en la frase “puede usted hacer lo que quiera, pero le ruego que no se entere la señora”) hasta el extremo de colaborar activamente en mantener la mentira. Hacia el final, nos damos cuenta de qué hay detrás de Max, el mayordomo. Uno de los tres jóvenes directores de cine más prometedores, junto a Griffith y a DeMille, y sobre todo, su primer marido. Ese mismo primer marido que ha tenido que adecentar el que fuera su cuarto para que lo ocupara (amen de otros menesteres) un guionista incapaz de encontrar trabajo, y que vuelve a su antigua tarea para dirigir las cámaras en el canto del cisne de Norma Desmond (cabe recordar que la expresión “canto del cisne” en inglés es “swan song” y Swanson es el apellido de la actriz que da vida a Norma Desmond) en su caricaturesco y siniestro descenso por la escalera. Por lo común, tenderíamos a pensar que ama y criado están igual de locos, pero habiendo dos personas no ya de acuerdo, si no total y apasionadamente convencidas de la legitimidad de su causa, cabe la duda de si no tendrá razón Norma Desmond, que en verdad ella es grande y son las películas las que se han hecho pequeñas. Como curiosidad, Von Stroheim y Gloria Swanson fueron marido y mujer en la vida real, y precisamente la dirigió en la película que visionan en el salón.


7. Los ojos de Norma Desmond. Hablar del personaje de Norma Desmond podría dar para mucho y este texto ya está siendo mucho menos somero de lo que planeaba inicialmente. La mirada de Norma Desmond está muy alejada de la de cualquier otro mortal. No sólo percibe otra realidad, si no que la transmite e hipnotiza. No es que ese influjo llegue a convencerte, si no que te demuestra que ese mundo que la veneraba quizá no exista ya, pero está claro que en algún momento existió.

Es, además, una muestra de la excelente interpretación de Gloria Swanson, la cual, tras la inicial sorna con la que se recibió su excesiva y sobreactuada interpretación, respondió diciendo que Norma Desmond es una diva del cine mudo, y en el cine mudo se actuaba así. 




No le faltaba razón, y como señala mientras se recrea viéndose a si misma, son sus ojos una de sus armas de interpretación mas poderosas. Es bastante habitual la queja que la propia Desmond eleva sobre los diálogos en las películas, y es mas curioso si tenemos en cuenta que a Wilder se le consideraba en algunos círculos “excesivamente literario”. Así pues, dejemos que la mirada se exprese ella sola sin más palabras al respecto.











8. El mono. Que aparezca un mono en una película siempre suele ser algo digno de mención, que duda cabe, pero en este caso vamos a señalar que tiene mas razones para ser destacado que de costumbre. El retrato de una figura endiosada por el gran público, que vive lejos de la realidad enclaustrada en una lujosa mansión nos puede retrotraer a muchas celebridades, seguramente, pero… ¿Cuántas de esas celebridades tenían por mascota un mono con tratamiento no ya de ser humano, si no de ser humano adinerado? Quizá no en el momento en el que vemos al primate por primera vez nos acordamos de Michael Jackson, pero meditando, después de la película, es imposible no evitar hacer una relación, aunque esta sea muy superficial. Evidentemente por cronología es imposible que Wilder trazara el paralelismo con Jacko. Más posible es que este surgiera en la cabeza de determinadas personas, otorgando al difunto rey del pop a lo mejor un status inadecuado, o quizá que el genio de Billy Wilder planteara una situación tan fantástica que finalmente la vida imitó al arte. Considerando mas factible esta segunda, no habremos de decantarnos por dar por cierta ninguna al no conocer si no de manera superficial e inexacta la circunstancia del desaparecido músico.


9. El cine. Y es lo más maravilloso de la película. Meditando sobre los cameos que se producen, llegas a pensar que el principal cameo es el del cine haciendo de si mismo. Es una película de gente que hace o ha hecho cine, y de lo que trata en esencia es de seguir queriendo hacer cine, de cómo se hizo, de cómo se quiso hacer. Como ya citábamos antes, Gloria Swanson y Von Stroheim interpretan a un matrimonio fracasado de una actriz y su director, habiéndolo sido ellos mismo en la vida real, y contemplando una de sus obras comunes. 



Tenemos a Cecil B. DeMille siendo filmado en el set de rodaje de una de sus películas (Sansón y Dalila, si no recuerdo mal). Tenemos a Búster Keaton e incluso un cameo de la propia Paramount Pictures. Parece que El crepúsculo de los dioses no fue excesivamente bien recibida en su momento dentro del mundo del cine. Mary Pickford rechazó el papel espantada, y su argumento fue tomado como un ataque a Hollywood.



Quizá sea así, pero una vez la película ha dejado poso, cuando te vas olvidando de algunos detalles, te queda en la memoria cómo Von Stroheim dirige las cámaras del noticiero para esa última vez de Norma Desmond, pese a todo, un instante de tremenda reverencia al cine, al lema “el espectáculo debe continuar”. Y es precisamente en esa forma de amar al cine donde vemos mas de Billy Wilder, ese romántico desencantado capaz de hacer una declaración de amor intenso y profundo enumerando tus defectos mas flagrantes.




















viernes, 25 de mayo de 2012

Leo und Nora



Parece que por fin Alex Hernández Salgado, also known as Alex Mineralex (Alex @Mineralex para los tuiteros) está terminando de darle forma a su nuevo corto de stop motion, que llevará por título "Leo y Nora". Hasta la fecha, que tengamos conocimiento, es el corto de stop motion que mas trabajo le ha llevado, hasta el extremo de tener que pedir ayuda para ciertas cosas, lo cual, aparte de raro, nos da una idea de lo compleja que ha sido la realización del mismo.

Con motivo de un intercambio de vídeos caseros sobre un viaje reciente del Coro Núñez de Arce, me colé en su set de rodaje (a la sazón, el cuarto de su hermana, la cual actualmente reside fuera) y me lié a disparar fotos de lo que tenía por ahí desperdigado.

Tras una larga espera y una interminable lista de ruegos a través de las múltiples redes sociales a las que le tengo agregado, Alex tuvo finalmente a bien responderme a una serie de simpáticas preguntas al respecto de su corto, y mas que sobre su corto, sobre su enorme afición por la técnica del stop motion, evitando en todo momento aportar  cualquier tipo de información sobre su vida privada, hábitos alimenticios con el bello sexo incluidos y remitiéndome a su Tuenti para obtener fotos en actitud de dudosa moralidad.
 
Alex encaraba con "Leo & Nora" su cuarto cortometraje dentro de la parte de su obra audiovisual realizada dentro de la técnica del stop motion, siendo precedido por "Larry, the bellboy" (2008), "El sonido de la guerra" (2009) y "I'm dreaming of a pink rabbit" (2010). Estas tres obras, alguna las cuales le han supuesto importantes premios a su autor, han tenido un pequeño homenaje dentro de este estreno puesto que, además de por los galardones anteriormente citados, han sido muy importantes para Alex como método de aprendizaje, forma de expresión y sobre todo, desahogo para una afición por el cine que tiene muy arraigada, el muy infame.

Alex parece haber entendido este cortometraje como su gran superproducción. No sólo le ha ocupado un periodo de siete meses (Desde octubre de 2011, hasta mayo de este año, aunque con algún que otro periodo de inactividad a causa de sus estudios o de la apatía. "Cuando se trabaja solo es difícil ponerse manos a la plastilina" Alex dixit), si no además, le ha supuesto una mayor elaboración, como requería la propia historia, a causa de la multitud de escenarios diferentes y el gran número de personajes secundarios que aparecen.

"Hasta ahora ninguno de mis cortometrajes anteriores me había requerido construir decorados demasiado elaborados, pues hasta entonces siempre había cubierto los fondos con cartulinas, y en éste hay desde paredes de madera hasta cubertería".



Hemos de destacar que en la elaboración de dichos escenarios ha contado con la inestimable colaboración de Juan Carlos Hernández, su padre, el cual ha realizado un trabajo ciertamente encomiable. Asimismo, varios músicos (no necesariamente a la vez) ayudaron en la banda sonora, incluido un servidor de ustedes (mas no es por ello que se ha querido destacar este corto dentro de este humilde blog, pero tampoco hay razón alguna para ocultar tal dato). Todos ellos interpretaron diferentes versiones del mismo tema ( La vie en rose) con distintos instrumentos, para ambientar de manera particular momentos específicos de la historia.
Hemos de destacar que en la elaboración de dichos escenarios ha contado con la inestimable colaboración de Juan Carlos Hernández, su padre, el cual ha realizado un trabajo ciertamente encomiable. Asimismo, varios músicos (no necesariamente a la vez) ayudaron en la banda sonora, incluido un servidor de ustedes (mas no es por ello que se ha querido destacar este corto dentro de este humilde blog, pero tampoco hay razón alguna para ocultar tal dato). Todos ellos interpretaron diferentes versiones del mismo tema ( La vie en rose) con distintos instrumentos, para ambientar de manera particular momentos específicos de la historia.

Pese a lo complicado de la realización de "Leo y Nora", Alex se siente preparado para proyectos aun mas ambiciosos, combinando acción real y stop motion en un mismo corto (que no simultáneamente), o incluso un guión con diálogos incluidos, algo que considera como "muy complicado, pues hacer que los personajes hablen es bastante laborioso, y arriesgado. Hasta ahora las historias sin diálogos me han funcionado, y un guión con ellos igual no funciona de la misma manera. Pero quiero probar".

Hasta la fecha, las historias de stop motion de Alex siempre se han servido de la música en vez de la palabra para expresarse y buscar de esta manera conmover al espectador. "No es lo único que hago pero sí es lo que más éxitos me ha dado. Aunque más que por el éxito, lo hago por la magia de poder dar vida a objetos inanimados. Es algo muy gratificante, y el éxito y el reconocimiento también, como no."

Reconoce que le sale mas económico comprar plastilina que pagar a un actor, aunque hasta la fecha casi siempre ha contado con amigos que le hacían el trabajo gratis, y que la dirección de actores siempre le ha resultado mas complicada que manipular la plastilina.

"Cuando se tienen pocos medios y quieres contar una historia de género fantástico por ejemplo, tratar de contarla con actores reales puede llegar a ser un fracaso enorme. Con la animación tienes la ventaja de que puedes crear prácticamente cualquier cosa que tengas en tu cabeza"

Alex defiende el stop motion como una forma de tener un control total y absoluto sobre todo lo que va a aparecer en pantalla. Nada sucede al margen de la planificación o la voluntad desordenada del director, salvo en contadas ocasiones en las que se te puede "colar algún insecto en plano, que ya me ha pasado". Pero ese control también exige una enorme dedicación, mucho mimo, atención exhaustiva y un cuidado absoluto de cada plano, en todo lo referido a la composición y muy decisívamente, el raccord de continuidad, que se puede ver alterado a la hora de animar cada uno de los personajes que intervienen en la escena.

Pero quizá uno de los mayores problemas de la técnica del stop motion es intrínseca a la tarea cinematográfica, y es la función meramente expresiva. Cómo contar una historia, cómo hacerla creíble, como transmitir una serie de emociones al espectador es un caballo de batalla con el que todos los realizadores tienen que lidiar, sin que sea una contienda que tomar a la ligera. Y si dar verosimilitud a una historia y convencer al espectador de lo que ve es ardua tarea para cualquier actor de carne y hueso, cuando el actor es de plastilina la tarea parece suponer una complicación adicional muy a tener en cuenta.

"En la animación es muy complicado hacer que los personajes consigan transmitir sentimientos. Existe una infinidad de expresiones faciales humanas. Yo busco las expresiones universales más comunes, y mediante escenas que describen un suceso, el personaje reacciona de forma natural sonriendo, llorando o sorprendiéndose. Lo que más juego da a esto son los ojos, la boca y las manos".

No existe un tipo de historia mejor que otra, o que sea especialmente adecuada para el stop motion, según cuenta Alex. "Se puede hacer comedia, cine fantástico e incluso cine social, pero siempre siguiendo el modelo de fábula, intentando que el espectador consiga extraer al final una enseñanza moral." Si bien confiesa que, hasta la fecha, se ha prodigado mas en el terreno de las historias dramáticas, motivado por su gusto personal y por ser, además, las que mejor resultado le han dado. "Con "Leo & Nora" he tenido que recortar y sintetizar la historia, fue difícil elegir que episodios de la vida de Leo quería contar y cuales no".
 
Habiendo visto alguna de las obras de Alex, uno se puede hacer una ligera idea de la enorme cantidad de trabajo y de tiempo que puede llegar a suponer realizar apenas unos minutos de imágenes. Tal complicación supone que limita sus intervenciones en este terreno a una por año, y raramente se sale de esta periodicidad. Es por esto que el primer elogio siempre esta claro y va encaminado a felicitar al autor por su aplicación, cosa que su autor agradece.
 
"Más que el reconocimento, lo que yo espero del público es que la historia les entretenga y a poder ser les haga pensar y hacer sus propias interpretaciones sobre lo que en el corto se cuenta."

Los que conocemos a Alex sabemos de su carácter introvertido y su muy desarrollada sensibilidad. Es una persona cuya timidez esconde un enorme apasionamiento por algunas selectas cosas. Reconoce que hacer stop motion hoy en día, contando con otro tipo de técnicas de animación mucho mas sofisticadas en una rareza que roza la excentricidad. Y sin embargo, esto no parece hacer mella en su determinación y en su gusto por la misma.

"Es un tipo de animación que solo hace una minoría. Para mi tiene un encanto especial, como lo tiene el cine clásico respecto al cine actual."