viernes, 1 de abril de 2016

Catorce películas vistas en el Cine Club Casablanca Valladolid que he disfrutado especialmente

Con motivo del inicio de un nuevo trimestre del Cine Club Casablanca Valladolid, y habida cuenta del descuido de no haber hecho resumen de los anteriores, después de la reseña que hice del 1º, procedo a elaborar una lista en la que quiero destacar alguno de los filmes que hemos visto hasta la fecha, en cerca de año y medio de proyecciones.

He elegido catorce películas, tanto el número como cada una de ellas, simplemente por gusto personal, y eso es algo que quiero que quede claro. Muchas películas excelentes se quedan fuera no por falta de calidad, al igual que dejo fuera aquellas que pertenecen al género documental. Esto último, yo mismo lo reconozco, es una injusticia tremenda e incluso una inexactitud en algunos casos, puesto que en determinados ejemplos la diferencia entre ficción y documental era escasa. La pantalla herida es claramente un documental pero, ¿es La mujer del chatarrero más ficción que Paradiso? Quizá sí o quizá no. ¿Hacemos un análisis apropiado de lo que se proyecta en las sesiones en colaboración con CreaVa? No lo tengo claro, y por eso mismo, me temo que debo excluirlo de momento de estos textos.

Recordar que hasta el día 8 de abril está abierto del plazo de inscripciones y si soy nueva alta, hay que ponerse en contacto con el cine club a través de cineclubcasablancavalladolid@gmail.com

Arrancamos

AL NACER EL DÍA (Goran Paskaljevic, 2012). Notable fotografía para una película de presupuesto ajustado. Un profesor de piano, en el ocaso de su vida, hace un sorprendente descubrimiento sobre quién es en realidad. A partir de ese punto, se encuentra con que, como dijo el poeta belga Maurice Maeterlink, el pasado siempre está presente, al ir encontrándose con un panorama presente no muy distinto en muchos aspectos del pasado en el que se cimentan sus orígenes. Relato lleno de emotividad pero sin caer en efectismos burdos, con unos personajes secundarios dignos de reseña, y un ambiente que favorece que el espectador quiera imbuirse en la película.


LA ESPECTADORA (Paolo Franchi, 2004). Una película de personajes en su mejor expresión, pues son las personalidades (y una serie de problemas emocionales muy arraigados y muy presentes en todo momento) de los protagonistas las que propician el desarrollo del argumento, amen de sus palabras y sus silencios, y lo enigmático de sus actos. Las relaciones entre el triunvirato, a cada cual mas disfuncional, terminan escenificando unos hechos difícilmente comprensibles sin hacer el esfuerzo de conocer a unos personajes peculiares, lastrados en muchos casos por un pasado. El auténtico interés no está en lo que sucede, sino en descubrir por qué sucede de esa forma, y el conflicto entre sus deseos y sus decisiones.

CRÓNICAS DIPLOMÁTICAS (Bertrand Tavernier, 2013). Sátira política a través del proceso de redacción del complejo discurso que ha de pronunciar un ministro francés ante la ONU. Sus mejores bazas son una comicidad delirante, surrealista y muy inteligente y un ritmo endiablado que no decae y te atrapa desde el primer momento y te lleva hasta el final sin que te des cuenta de que es enorme la cantidad de información que acabas de recibir. Obra perfectamente articulada, recomendable para estudiantes.

EL PASADO (Asghar Farhadi, 2013). Pese a un fallo de ritmo un tanto notorio entre el segundo y el último tercio de la historia, una película muy a destacar por muchos aspectos. Un reparto magnífico que da vida a unos personajes complejos en sus conflictos y su emotividad y que captan tu atención de una manera intensa. Incluso te interesa saber de ellos mas allá de los hechos que relata la película. En ese aspecto también tiene una narrativa realmente elogiable. No se limita únicamente a desgranar o dar a entender hechos pasados para explicar el presente, sino que la historia en si, contada de una manera lineal más convencional, también presenta unas aristas que la hacen fascinante y te empujan a momentos emocionalmente contrapuestos. Una narrativa con muchos elementos tradicionales pero tremendamente bien hecha que sostienen unos personajes magníficamente complejos.

UN BIGOTE PARA DOS (Tono y Mihura, 1940). Uno de mis fetiches por múltiples aspectos. Para empezar, la idea de redoblar una película es algo que siempre me ha hecho mucha gracia. Luego, el tipo de humor disparatado y lleno de imaginación del que hacen gala Tono y Mihura es una verdadera joya, por su enorme calidad y por lo poco habitual que es encontrar ese humor y además desarrollado de una forma tan brillante. Y en tercer lugar, pero detalle muy a destacar, por la impresionante labor casi arqueológica de recuperar de alguna manera esta obra. Cabe destacar que Un bigote para dos es originalmente una película sobre Johan Strauss que Tono y Mihura redoblaron, pero ese trabajo se ha perdido. Afortunadamente, se ha podido recuperar una versión del guión y una copia de la película austríaca que subtitular, para que podamos disfrutar de esta obra impagable. Una de las sesiones más especiales que ha tenido, a mi juicio, el Cine Club Casablanca Valladolid.

ERNST & CELESTINE (Benjamin Renner, Vincent Pattar, Stephane Aubier, 2012). Sostenida por una animación tradicional pero tremendamente cuidada y delicada, una historia infantil sin mucha complejidad, pero divertida y afín para un amplio abanico de gustos diferentes. Muy agradable de ver, tanto por su historia como por su tipo de dibujo, con un toque artesanal precioso, y la ambientación de la historia, en un entorno “arquitectónicamente” muy preciosista.

LA MUJER DEL CHATARRERO (Danis Tanovic, 2013). Basada en una historia real que recrearon y escenificaron sus propios protagonistas antes las cámaras que, en ocasiones ellos mismos (y su perro) portaban, ofrece un panorama perturbador sobre la problemática de caer enfermo en una sociedad en la que las conquistas sociales no han avanzado hasta ese punto. Pese a la problemática de contar esa historia bajo esa premisa, la película es bastante destacable y consigue llegar al espectador.

EL RAYO (Fran Araujo y Ernesto de Nova, 2013). Otra historia pseudo real, introduciendo elementos de ficción en la historia real de un inmigrante que decide volver a su Marruecos natal conduciendo el tractor que acaba de comprar, cruzando media península ibérica. La propuesta, aparte de interesante, queda interesante por la variedad de situaciones a las que enfrentan al protagonista, que se acabó revelando como un elemento de enorme carisma. Mucho humor y algún que otro punto de particular ternura aportan mucho a esta road movie de cierta temática social, con final feliz.

SUBMARINO (Thomas Vinterberg, 2010). De nuevo otra película que rompe con la narrativa lineal, siendo su forma de ordenar la cronología de los hechos uno de los aciertos mas destacables del filme. Una historia llena de dureza que en ocasiones parece querer agarrarse a detalles de esperanza que si bien no te garantizan nada, si al menos relajan un poco la crudeza general que marca el devenir de los acontecimientos.

THE LUNCHBOX (Ritesh Batra, 2013). Basándose en una premisa prácticamente de película de Doris Day y Rock Hudson, nos ofrece una historia que aborda de nuevo los temas de la soledad y la incomunicación y de cómo en ocasiones pequeños gestos pueden llegar a ser tremendamente importantes. Película muy divertida, con toques de ternura. Pese a que en apariencia el ambiente podría resultar culturalmente chocante para el espectador europeo, resulta, en el fondo, una historia que se desarrolla en parámetros mucho más universales de lo que parece.

FAUSTO (Alexandr Sokurov, 2011). Moderna adaptación del mito de Fausto, tremendamente ambiciosa. Llama la atención su fotografía, retocada mediante técnicas pictóricas. Su arranque es apabullante y rotundo. La densidad de la película sufre un relajo evidente en su segunda mitad. Aparte de por la ya mencionada fotografía, la dirección artística y unas interpretaciones logradas e intensas, y apoyadas en una caracterización muy cuidada y efectiva, hacen esta película poderosa para el ojo del espectador.

SI PUÒ FARE (Giulio Manfredonia, 2008). Película que pese a su mucha y excelente comicidad, tiene un carácter marcadamente social y un gran afán de concienciación. En esquema no es muy diferente de películas como El club de los poetas muertos. Busca la complicidad del espectador creando vínculos emocionales a través no de la compasión, sino de una comicidad piadosa, que por otro lado, resulta muy divertida y no siempre es políticamente correcta. Es la historia de un sindicalista que, a través de criterios de producción, busca la integración en la sociedad de un grupo de personas con distintos tipos de autismo. Si bien la película discurre sobre todo en el terreno de la comedia, tiene momentos emotivos muy notables sin caer en sensiblerías fáciles. Pero, sobre todo, transmite su mensaje muy bien y de forma muy efectiva.

ASCENSOR PARA EL CADALSO (Louis Malle, 1957). Pequeña gran joya del trimestre anterior. Para unos considerada precursora de la Nouvelle vague y para otros, una de sus primeras obras. Sí queda muy clara la vinculación entre esta obra y las de los “jóvenes airados” de Cahiers du cinema. Es patente el gusto común por el cine clásico americano, sobre todo por un tipo de producciones consideradas cine negro, pero que no eran obras tan históricamente reconocidas como podían ser las de John Houston o Howard Hawks. También narrativa y temáticamente se atisban las deudas con el cine de Alfred Hitchcock, y me parecieron bastante claras también algunas coincidencias con el cine posterior, caso de Tirad sobre el pianista de Truffaut, por ejemplo, con una iluminación bastante similar en algunos aspectos y un uso de la voz en off muy coincidente. También, aunque quizá es un vínculo mas difuso, en determinados personajes podíamos unir a Louis Malle con Jean-LucGodard. Pero independientemente de la Nouvelle vague, la película es excelente aunque se agarre al Deus ex machina en muchos momentos, pero tiene un pulso tremendo, contiene varias historias fascinantes y mantiene el interés en cada una de ellas. Clásico por méritos propios, entendiendo los clásicos como obras intemporales que merecen ser revisitadas una y mil veces.

TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN (Lynne Ramsay, 2011). Termino con una decisión polémica. No tenía muy claro si esta película merecía estar en la lista, pero me he decantado por varios motivos. Primero, la complicada psicología de Kevin, máxime si la vinculamos a la de su madre. Una madre que, por cierto, cuando la narración nos lleva al teórico tiempo presente, parece un personaje casi fantasmagórico, como si no viviera en la misma realidad que las personas que la rodean, lo cual ayuda mucho a la atmósfera de la película. Pero quizá lo mas definitivo, pese a que no es un filme que encaje a priori con mis gustos, es que es una película en la que se te da una serie de elementos para entender los hechos, y tienes que estar tremendamente atento para unir todos y entender qué está sucediendo y por qué. Ah, y porque el título está my bien puesto. Y pese a ello, creo que fue un fallo tremendo que en la tertulia posterior a la película, ninguno señaláramos que en ningún momento sucede precisamente eso, que hablen sobre Kevin.


Y con estos párrafos, termino este dossier, escrito con celeridad, nocturnidad y alevosía, sobre algunas muestras de lo visto hasta la fecha en el Cine Club Casablanca Valladolid. Mi intención no es otra que llamar la atención sobre nuestra actividad, que considero muy positiva. La cuestión no es únicamente plantarnos en la sala cada lunes a ver una película, sino vivir la experiencia del cine sumergiéndonos de otra forma, más intensa, mucho más completa y compleja que el visionado individual de cada uno de nosotros. Y si consigo “arrastrar” a alguien más a la sala de los cines Manhattan, mejor que mejor. Sobre todo, se aprende a disfrutar mucho el cine, y eso es, aparte de precio, muy útil.